Sé que tardo mucho en poner nuevos post!! Pero ya sabéis, estoy de vacaciones y tengo que ganarme el paro.
Ultimamente he estado haciendo pequeños viajecitos. La semana pasada estuve en Barcelona un par de días y otros 3 en la costa brava.
Del universo catalán he aprendido dos cosas:
1. La lengua catalana consiste en quitarle la última vocal a las palabras
2. Las glorietas en BCN son muy raras, ojete! si conduces por ahí.
Aunque suene raro, ha sido la primera vez que he ido a un camping, si, si, soy una chica de ciudad, acostumbrada a las comodidades del colchón de viscolatex que nos vendió Constantino Romero, al baño individual con papel higiénico, y al Fujitsu de la mañana.
Los campings son sitios chungos.
A no ser que seas un guiri super pro de la acampada, como lo eran todos nuestros vecinos del camping la sirena. Allí la peña iba con caravanas a las que se les acoplaban tiendas de campaña, y a parte otras tiendas donde ponían la cocina. ¡Qué nivel!
Todos con sus bicis de paseo, para mayores y niños, muy europeo...
Antenas parabólicas para no dejar de ver sus "salsas rosas" patrios y lo último de lo último,
portátiles conectados a internet.
Si señor, eso es lo que se llama relajarse y estar de vacaciones.
Cuando llegamos allí y vimos tal despliegue nos daba vergüenza sacar nuestra tienda de campaña Decathlon con capacidad 2 pax para 3. Y nuestros sacos de dormir de invierno eran como una broma pesada. Al menos éramos los únicos españoles en el camping y no entendíamos sus posibles comentarios. Nuestra venganza era llegar a las 3 de la mañana borrachos como cubas, perturbando así la paz de sus hogares. Jajajaja (risa maléfica con rever).